Los niños en edad preescolar, de 3 a 5 años, generalmente necesitan entre 10 y 13 horas de sueño en la noche.
Por su parte, los niños en edad escolar, de 6 a 13 años, necesitan entre 9 y 11 horas de sueño.
A continuación te presentamos algunas pautas para lograr una higiene del sueño que facilite la productividad, el aprendizaje y el desarrollo del cerebro de los niños.
- Definir la misma hora para acostarse y para levantarse. Incluso para los fines de semana.
- La cama solo es para dormir. Usar la cama para jugar, ver televisión o comer, son actividades que hacen difícil que el cerebro asocie la cama con el sueño.
- La habitación debe ser cómoda, acogedora, fresca y silenciosa.
- Establecer una rutina para la hora de dormir. Es decir, que se deben definir una serie de actividades que conduzcan a la hora de acostarse. Esto incluye cepillarse los dientes, ponerse el pijama y leer un cuento.
- Incluir actividades tranquilas y relajantes. Disminuir la interacción con los videos y las pantallas sería uno de los pasos más importantes para iniciar el descanso. Se invita a hacer ejercicios de respiración lenta o pensar en imágenes positivas, como por ejemplo, estar en la playa.
- Por el contrario, se invita a que los niños realicen ejercicios y actividades enérgicas en el día, esto con el fin de mantenerlos activos y despiertos. Para que en la noche sea fácil conciliar el sueño.
- Si el niño da vueltas y no logra dormir, entonces, lo más recomendable es que se levante y realice una actividad con tranquilidad. Como leer un libro o colorear. Si al volver a la cama el niño sigue sin dormir, se debe repetir la actividad. Lo importante de esta acción es que no asocie la cama con insomnio.
¿Por qué es importante que los niños duerman?
El sueño juega un papel importante en el desarrollo de la mente de los niños, así como, en el estado de ánimo, la atención y el rendimiento cognitivo.
También tiene efectos positivos sobre el crecimiento, la adquisición de vocabulario, la memoria y el desarrollo de habilidades motoras.
Cuando los niños no duermen lo suficiente, su estado de ánimo cambia. Se torna gruñón, irritable e hiperactivo.
Por otro lado, la somnolencia afectará el rendimiento escolar y la capacidad de prestar atención. Estos efectos tienen consecuencias a largo plazo.
Padecimientos como la rinitis alérgica, problemas con el sistema inmunológico, riesgos cardiovasculares, obesidad, diabetes e incluso hipertensión arterial se derivan de la falta de sueño en menores de 5 años.
De igual manera, en los adolescentes el sueño inadecuado influye en la salud mental y conlleva al abuso de sustancias.
En resumen, los tips que aquí se presentan para crear una rutina saludable para los niños son el paso inicial de un hábito saludable que dará resultados a corto y largo plazo.
Debido a las distintas obligaciones sociales, académicas, deportivas y extracurriculares que tienen los niños, un buen descanso y un momento de reposo contribuirá en su desarrollo.
Trata que realicen sus actividades en otra habitación para que asocien su cuarto con el descanso y la comodidad.
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